lunes, 17 de mayo de 2010

Arrepentimiento y Restauración


Arrepentimiento y Restauración
© 2010 Pastor Marcos A. Colón Octaviani
Casa de Restauración 'El Habrit'
San Germán, Puerto Rico

 

    El pecado y la desobediencia traen consigo consecuencias nefastas. La familia, la sociedad y hasta la economía se ven afectadas adversamente ante un ambiente de injusticia. Donde los corazones se han endurecido a la Palabra de Dios se perpetúan problemas, odio y corrupción. No obstante siempre existe la puerta del arrepentimiento. Cuando el pueblo se humilla y se arrepiente reconociendo que Dios es Señor, las cosas cambian para bien. El arrepentimiento no es una mera experiencia emocional que dura un corto tiempo. El arrepentimiento es una convicción firme de cambio, que a diferencia del remordimiento acerca al ser humano a la justicia divina. Cuando hay un arrepentimiento real se hace una decisión de actuar conforme a la ley de Dios. El arrepentimiento abre la puerta a la restitución y reconstrucción de lo que el pecado ha trastornado. El arrepentimiento nos lleva a la solución.

    Actualmente nuestro país (Puerto Rico), al igual que como muchos otros, sufre la desintegración a todos los niveles por causa del pecado y la desobediencia a Dios. Hay muchos corazones endurecidos a la Palabra de Dios. Muchos no han optado por tornarse a Dios ni mucho menos arrepentirse, ni aun habiendo temblado la tierra literalmente. Dios es misericordioso y amoroso y siempre tiene los brazos abiertos para recibir a quienes muestran un corazón verdaderamente arrepentido. Es hora que la iglesia se levante y no permanezca pasiva. Levantemos la voz profética que denuncia el pecado, advierte sus nefastas consecuencias y llama al pueblo a la humillación y el arrepentimiento. Los ministros serán clave en lo anterior. Compartimos una porción del libro del profeta Joel capítulo 2 donde vemos como el arrepentimiento verdadero trae la manifestación de la misericordia de Dios y la restauración del pueblo.
    

Joel 2:12  Por eso pues,  ahora,  dice Jehová,  convertíos a mí con todo vuestro corazón,  con ayuno y lloro y lamento. 13  Rasgad vuestro corazón,  y no vuestros vestidos,  y convertíos a Jehová vuestro Dios;  porque misericordioso es y clemente,  tardo para la ira y grande en misericordia,  y que se duele del castigo. 14  ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él,  esto es,  ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? 15  Tocad trompeta en Sion,  proclamad ayuno,  convocad asamblea. 16  Reunid al pueblo,  santificad la reunión,  juntad a los ancianos,  congregad a los niños y a los que maman,  salga de su cámara el novio,  y de su tálamo la novia. 17  Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová,  y digan:  Perdona,  oh Jehová,  a tu pueblo,  y no entregues al oprobio tu heredad,  para que las naciones se enseñoreen de ella.   ¿Por qué han de decir entre los pueblos:  Dónde está su Dios? 18  Y Jehová,  solícito por su tierra,  perdonará a su pueblo. 19  Responderá Jehová,  y dirá a su pueblo:  He aquí yo os envío pan,  mosto y aceite,  y seréis saciados de ellos;  y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. 20  Y haré alejar de vosotros al del norte,  y lo echaré en tierra seca y desierta;  su faz será hacia el mar oriental,  y su fin al mar occidental;  y exhalará su hedor,  y subirá su pudrición,  porque hizo grandes cosas. 21  Tierra,  no temas;  alégrate y gózate,  porque Jehová hará grandes cosas. 22  Animales del campo,  no temáis;  porque los pastos del desierto reverdecerán,  porque los árboles llevarán su fruto,  la higuera y la vid darán sus frutos. 23  Vosotros también,  hijos de Sion,  alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios;  porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo,  y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. 24  Las eras se llenarán de trigo,  y los lagares rebosarán de vino y aceite. 25  Y os restituiré los años que comió la oruga,  el saltón,  el revoltón y la langosta,  mi gran ejército que envié contra vosotros. 26  Comeréis hasta saciaros,  y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios,  el cual hizo maravillas con vosotros;  y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. 27  Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo,  y que yo soy Jehová vuestro Dios,  y no hay otro;  y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

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