martes, 6 de julio de 2010

“Cuando mi hijo crezca, iré a la iglesia”


"Cuando mi hijo crezca, iré a la iglesia"
Hace unos días me encontré con una joven dama que hacía tiempo no veía. Le pregunté si estaba congregándose en algún lugar y me dijo que no. Al preguntarle la razón me explicó que tiene un niño pequeño, muy inquieto que no le permite escuchar el servicio. Por ello, decidió no continuar congregándose hasta que el niño crezca. Yo la miraba con mis ojos desorbitados. No podía creer lo que ella me compartía. No podía creer que un creyente desista de congregarse por sus hijos. No obstante, no me estoy colocando en lugar de juez. No crea que no entendí su argumento aunque no lo justifico. Sólo alguien que no tenga hijos ó que sus hijos dejaron de ser niños hace mucho tiempo, carecen de comprensión, paciencia y entendimiento en este importante asunto. Es necesario atender este tema con la importancia y sensibilidad que merece. Mi preocupación estriba en los cientos de testimonios de jóvenes y adultos que experimentaron el mundo, la apatía, la indiferencia, enfriamiento espiritual, por que un día sus padres decidieron no asistir más a las iglesia, por diversas razones, pero entre una de ellas, porque sus hijos "no se estaban quietos durante el servicio".
No podemos olvidar, negar e ignorar que parte de la población que atiende y visita nuestras congregaciones son niños. Es de vital importancia, que estos seres/personas que se están formando tanto física, espiritual y emocionalmente encuentren un ambiente adecuado que ayude/aporte eficazmente a su formación en las tres áreas antes mencionadas. Es lamentable como en algunos lugares, la atención a los niños es carente. No existe Escuela Bíblica, programas ó servicios para los niños, y hasta parece que molestan. Son muchos los casos donde los padres cuentan la incomodidad que experimentan cuando los niños tienen que permanecer al lado de ellos en el Templo por la carencia de facilidades para separar a los niños durante la Escuela Bíblico ó servicio regular de predicación. La incomodidad que experimentan los padres no es tanto por que el/la hijo(a) se pone inquieto(a) al cabo de una hora sentados, sino por la incomprensión, molestia, en algunos casos hasta hermanos que murmuran, miran con rostros de molestia, ante el llanto, risa ó movimientos de inquietud por el/la niño(a).


 

Nunca olvidaré mi primera experiencia de esa índole con mi primogénito. Cuando mi hijo nació, íbamos solos al Templo. No teníamos familiar ó alguien que pudiera ayudarnos, solo él y yo. Mi hijo, que apenas contaba con 2 años, será sumamente inquieto, distraído, activo. Aunque el lugar contaba con la Iglesia del Niño, así también "Nursery" , mi hijo no quería quedarse. Por ende mi hijo tenía que quedarse conmigo. Al Templo que asistía era nuevo, esto es, lo acababan de construir. Por tanto era totalmente entendible que las exigencias eran mucho mayor a las que había en el Templo anterior. Mi hijo se iba para la parte frontal, se acostaba en la alfombra y lo "limpiaba" toda con su ropa, rodando por ella completamente. En la mayoría de las ocasiones yo me levantaba y lo buscaba. En otras pocas, los ujieres lo traían hasta mi. Pero el niño comenzaba a llorar y a gritar porque no quería estar sentado, por lo que los ujieres me hacían señales de que debía salir con él afuera a calmarlo para no interrumpir a los demás. Fueron muchas las veces que fui al baño de la iglesia a llorar y a preguntarme para que iba a la iglesia si no podía escuchar el servicio, no podía prestar atención, no podía envolverme en la adoración, y tenia que pasar la mayor parte del mismo afuera. Mi razonamiento me llevó a concluir que era mejor quedarme en la casa que asistir a una congregación donde no podía ser partícipe del servicio. Nunca tuve una persona que pudiera orientarme sobre alternativas, recomendaciones, sugerencias para poder trabajar con esta situación. Mi experiencia me ha ayudado a entender a padres con la misma situación, ser sensible y proceder con sabiduría.
En nuestras congregaciónes hay madres que van solas con uno, dos ó mas hijos. Imagínese lo difícil que esto se convierte ya que cada uno tiene características diferentes. En otros casos, asisten matrimonios con sus hijos. Otros lo son los padres que van solos con sus hijos. Tambien abuelos con sus nietos. Pero que de los niños con condiciones especiales como autismo, impedimento físico, síndrome down, déficit de atención, salud mental, entre otros? Qué hacer? Cada caso es individual y así debe trabajarse.

 

Dado a situaciones específicas, tomé la decisión de preguntar sobre este particular a pastores "mentores", esto es, pastores que llevan años en el ministerio y que seguramente han trabajado estos asuntos, por lo que su sabiduría y experiencia son necesarias para los ministros de menos trayectoria y experiencia. Sí, no lo sabemos todo, y es importante que como cuerpo hagamos uso de la función que Dios dio a cada cual. Cuando usted no sepa algo, no peque de soberbia, y no crea que no será tomado en cuenta, sino todo lo contrario. Estos pastores, saben quienes son, y les doy mi agradecimiento por tomarse el tiempo en respondernos, y por su excelente labor. Pero también por este medio de Facebook, hermanos han brindado excelentes observaciones y recomendaciones. A ellos (que saben quienes son) también doy las gracias. Todas las respuestas fueron variadas y valiosas. Quiero compartir con los ministros, líderes y padres algunas de ellas, añadiendo también mis recomendaciones esperando que pueda ser de utilidad a las madres y/o padres que atraviesan por la misma situación.

 

  1. Hable con los padres. Cuando vea que uno ó ambos padres están teniendo dificultad con el manejo de los niños en el Templo, los ministros, lideres o maestros de niños pueden reunirse con los padres para explorar si el/los niños tienen alguna condición, recomendaciones, y ayuda. Brinde orientación, alternativas y soluciones.
  2. Prepare el Templo para los niños también. Hay congregaciones que carecen de espacio, condiciones y facilidades para los niños. En ese caso, existe una gran probabilidad que los padres decidan ir a otro lugar donde sus hijos puedan tener/recibir una atención especifica. Pero si usted tiene un local amplio, no dude en hacer lugar para:
    1. Salón de cuidado para niños conocido como "Nursery".
    2. Salón de escuela bíblica para niños pequeños.
    3. Maestros preparados (con amor, paciencia y cuidado).
  3. Instruya a sus ujieres y/o servidores para que ayuden, colaboren y brinden soluciones. Los ujieres no son responsables de ningún niño en la congregación sin embargo, y como parte de su labor, es importante instruir a todo visitante en cuanto al orden y facilidades. Si un niño llora mucho, el ujier puede ir al padre y ofrecerle alternativas como: mostrarle los baños, lugar donde puedan cambiar el pañal del bebé, cocina, etc.
  4. Siempre coloque una sección o lugar en el Templo para los padres con niños pequeños y/o coches. Estos lugares pueden ser:
    1. Cerca de los baños
    2. Cerca de las puertas y/o parte trasera
    3. Cerca de abanicos. El calor trae desesperación en los niños.
    4. En las esquinas. Colocar padres con niños pequeños en el medio de una fila puede traer múltiples interrupciones.
    5. Salón donde los padres puedan estar con sus niños y aun asi escuchar el servicio.
  5. En el caso de niños con condiciones especiales, verifique en su congregación por personal adiestrado ó preparado (ya sea académicamente o con gracia dada por Dios) que puedan colaborar. En muchas ocasiones, estos niños con condiciones especiales logran identificarse con alguien y permanecen más tranquilos.
  6. Si ambos padres asisten a la congregación, pueden repartirse equitativamente la responsabilidad de los hijos. La asistencia y ayuda de familiares, y hasta hermanos de la congregación también puede ser una alternativa.
  7. Sea buen administrador del TIEMPO. Respeto los que difieran, pero el asunto del tiempo es importante. Niños, así como jóvenes y adultos con condiciones especiales no pueden permanecer sentados por tanto tiempo. En ocasiones la larga duración de los servicios causan malestar en los niños. Mientras menor sea la edad del niño, menor es la capacidad para transmitir cual es la razón de su llanto. Es por eso que papá y/o mamá tiene que investigar cual es esa razón, para solucionarlo. Siempre que un niño llore, hay varias razones comunes: hambre, sueño/cansancio, inactividad (quiere y necesita moverse), enfermedad, calor, golpe ó hora de cambiar el pañal.
  8. Eduque la iglesia. Ministro, enseñe a las ovejas a amar a su prójimo, a ser comprensivos y sensibles a las necesidades de los que asisten. Una sonrisa, un gesto cordial, tender la mano puede hacer la diferencia en la salvación de una vida y/o familia. No se trata de tolerar el desorden, sino de ayudar en la formación y disciplina de todos los miembros hasta lograr el resultado deseado, que es unidad, armonía y un mismo sentir.
  9. Desarrolle un fuerte ministerio de niños. Esto es bien importante para los padres. Cada congregación debe prestarle atención al ministerio de niños manteniéndoles activo, y en crecimiento.

 

Disciplinar a un hijo no es sencillo. Enseñarle como conducirse en la Casa del Señor no es tarea de un día sino que requiere de tiempo, paciencia y perseverancia. Más aun a aquellos niños que no están acostumbrados a asistir a un Templo. Los hábitos son precisamente actos repetitivos que se logran con la consistencia y perseverancia. Quedarse en el hogar no debe ser considerado como opción. Un niño que no asista al Templo regularamente, no podrá ser instruido eficientemente en los caminos del Señor, no aprenderã amar la Casa de Dios, no recibirá el alimento y los beneficios que se reciben mediante congregarse; y con dificultad lo hará en su juventud (si es que regresa). Los padres que dejan de asistir al Templo por causa de la inquietud de sus niños estarían procediendo irresponsable y negligentemente. No estarían cumpliendo con la encomienda que Dios les ha dado, y exponen a estos niños al mundo, pasiones, tentaciones, etc. Nunca olvide que los hijos son bendición y herencia de Dios. La bendición de Dios es la que enriquece. No convierta a los hijos en excusa o razón para dejar de congregarse, ya que los resultados tampoco se harán esperar. Si usted quiere hijos saludables y estables espiritual, emocional y físicamente, asista regularmente con sus hijos al Templo, busque orientación, ayuda y enseñe a sus hijos a amar la Casa de Dios.

 

Bendiciones

 

Pastora Mayra Ramos
CREH - Casa de Restauración "EL HABRIT"
Ministerio Mujeres de Restauración y Pacto
San Germán PR 00683

 

No hay comentarios:

Busqueda

Google

Predica: Cambios (Pastora Mayra Ramos)

"Enamorame" - Jesus Adrian Romero y Abel Zavala

"Quiero Adorar" - Rene Gonzalez

"Tu eres mi respirar" - Blest