miércoles, 21 de julio de 2010

“Dime lo que ingieres y te diré de que enfermarás”


"Dime lo que ingieres y te diré de que enfermarás"

 

Quiero compartir con ustedes de esta necesaria reflexión.
Recuerdo una ocasión, siendo soltera, fui al mecánico para que le cambiara el aceite al auto. Yo había comprado unos aceites al auto, y el mecánico me dijo: "espero que no le estés echando ese aceite al auto, porque no es el que lleva." Le pregunté porqué. El mecánico con paciencia me explicó que echar un aceite inadecuado (ya sea porque es más barato, ó porque no es el correcto) al auto en lugar de ser beneficioso puede hasta dañarlo. Me explicó que echar el aceite adecuado logrará el máximo y mayor rendimiento del auto.

 

Ayer mientras caminaba, recordaba esa anécdota y Dios me ministraba sobre la importancia de cuidar nuestro cuerpo. Cuantas veces ingerimos bebidas ó alimentos que sabemos que son perjudiciales para nuestra salud y aun así decidimos ingerirlas?

martes, 6 de julio de 2010

“Cuando mi hijo crezca, iré a la iglesia”


"Cuando mi hijo crezca, iré a la iglesia"
Hace unos días me encontré con una joven dama que hacía tiempo no veía. Le pregunté si estaba congregándose en algún lugar y me dijo que no. Al preguntarle la razón me explicó que tiene un niño pequeño, muy inquieto que no le permite escuchar el servicio. Por ello, decidió no continuar congregándose hasta que el niño crezca. Yo la miraba con mis ojos desorbitados. No podía creer lo que ella me compartía. No podía creer que un creyente desista de congregarse por sus hijos. No obstante, no me estoy colocando en lugar de juez. No crea que no entendí su argumento aunque no lo justifico. Sólo alguien que no tenga hijos ó que sus hijos dejaron de ser niños hace mucho tiempo, carecen de comprensión, paciencia y entendimiento en este importante asunto. Es necesario atender este tema con la importancia y sensibilidad que merece. Mi preocupación estriba en los cientos de testimonios de jóvenes y adultos que experimentaron el mundo, la apatía, la indiferencia, enfriamiento espiritual, por que un día sus padres decidieron no asistir más a las iglesia, por diversas razones, pero entre una de ellas, porque sus hijos "no se estaban quietos durante el servicio".
No podemos olvidar, negar e ignorar que parte de la población que atiende y visita nuestras congregaciones son niños. Es de vital importancia, que estos seres/personas que se están formando tanto física, espiritual y emocionalmente encuentren un ambiente adecuado que ayude/aporte eficazmente a su formación en las tres áreas antes mencionadas. Es lamentable como en algunos lugares, la atención a los niños es carente. No existe Escuela Bíblica, programas ó servicios para los niños, y hasta parece que molestan. Son muchos los casos donde los padres cuentan la incomodidad que experimentan cuando los niños tienen que permanecer al lado de ellos en el Templo por la carencia de facilidades para separar a los niños durante la Escuela Bíblico ó servicio regular de predicación. La incomodidad que experimentan los padres no es tanto por que el/la hijo(a) se pone inquieto(a) al cabo de una hora sentados, sino por la incomprensión, molestia, en algunos casos hasta hermanos que murmuran, miran con rostros de molestia, ante el llanto, risa ó movimientos de inquietud por el/la niño(a).

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